Lo primero que la gente me pregunta sobre tía Ana es: ¿es
monja? ¿Es religiosa? Y yo les contesto,
que “solamente” es buena persona.
Hace 4 años aterrizamos en este país gracias a ella. Ha sido
quien, desde hace 9 años, ha creado esta magnífica fundación que ahora tiene
más de 100 niños. No hay que ser monja,
ni religiosa para crear algo bueno y con Kalipay se ha demostrado.
Tia Ana, una persona entusiasmada por la vida, disfruta,
vive al máximo sus sentimientos, aún llora cuando habla delante de todos sus
niños, porque ella sabe lo que han vivido y lo mucho que hay que hacer aún por
ellos.
Nos recibió con los brazos abiertos cuando empezamos está loca
aventura. Guille siempre dice que los abrazos de tía Anna son los mejores del mundo.
Y es que solo llegar, te abraza y te transmite toda esa energía que tiene para
tirar el mundo hacia delante. Te escucha
y te anima a seguir adelante y te apoya para que sigas haciendo pequeñas
locuras como cuando quisimos quedarnos a
vivir en Manila. Gracias a ella caímos en muy buenas manos, todos sus amigos
son grande personas y nos acogieron en sus vidas al igual que ella hizo en
Bacolod.
Este fin de semana hemos pasado tres días inolvidables con
ella. Hemos ido a disfrutar de la pasión por ayudar a los demás, de ver a los
niños crecer y ver que sigue todo hacia delante (con mucho esfuerzo). De
disfrutar un día en la playa y al sol. O simplemente comer pollo en un
restaurante. Han sido tres días que nos hemos podido reencontrar y volver a
recordar momentos, reírnos y volvernos abrazar. Y es que, es lo que tiene tía
Anna, está llena de energía, nadie la puede parar, su teléfono echa humo, los
problemas con las casas se le amontonan, pero se levanta cada día y solo piensa
en solucionar los problemas de cada uno de sus niños. Porque para ella la
felicidad de esos pequeños es lo más importante.
Des de que comencé este blog nunca había escrito sobre ella
y es curioso, porque si no fuera por ella, este blog no hubiera existido. Darte
las gracias por todo aquello que has aportado en nuestras vidas. Si no fuera
por ti, que poco a poco nos has ido empujando y ayudando en nuestro camino en
este país, no seríamos las mismas personas que somos ahora. Gracias.