Se acabó. Una etapa más en mi vida. La primera fue la
experiencia del voluntariado, una experiencia que nunca olvidaré y que cuando
veo el nuevo video de Kalipay con todos mis niños me vuelven a entrar unas
ganas locas de volver ya que los echo mucho de menos. La segunda etapa ha sido
muy diferente a la anterior, ni peor ni mejor, diferente. Digamos que la
primera hizo que creciera como persona y esta segunda ha hecho que mi afán de
superación llegara a su punto más alto.
Llegué al colegio Sacred Heart Academy of Pasig, hace justo
un año. Los primeros días que estuve
solo pensaba en irme de ahí y mi cabeza no paraba de preguntarme ¿me habré
equivocado en escoger un colegio filipino? Ahora me pregunto ¿he hecho bien en
dejar el colegio? Y es que en un año han cambiado tanto las cosas. He aprendido
desde una enseñanza distinta a como utilizar todos los documentos en
administración. Durante estos meses me han hecho probar comidas de todo tipo, cosas
innombrables para nuestro estómago, y hasta puedo decir que entiendo un poquito
tagalo y me defiendo con algunas palabras. Pero sobretodo me llevo el cariño de
la gente. He conseguido mi sitio en el colegio y después de una semana de
despedida tras despedida una se siente agradecida por cómo se han portado con
ella.
Todo el mundo me ha agradecido el simple hecho de llevar
siempre la sonrisa puesta pero es que no es difícil en una cultura de gente
alegre y feliz. Por poco que tengan y por poco que les des son personas con
gran corazón. Sé que esta experiencia no la voy a olvidar y me llevo muchos
recuerdos inolvidables. Aquí os pongo un poco de ellos.